10 abril 2019
Aunque la voluntad de la Confederación de evitar que la Cuenca se encuentre en septiembre en situación de alerta pueda ser loable, la realidad es que el anuncio de restricciones se ha producido de forma tardía y cuando la planificación de cultivos del regadío ya estaba hecha de acuerdo a las informaciones que se manejaban a primeros de año y, muy especialmente, a los mensajes recibidos desde el propio Organismo de Cuenca.
Dicho de otra forma, no solo en nuestra Comunidad, sino en el resto de la Regulación General, los regantes han hecho una planificación de cultivos pensando en una campaña más o menos normal, sin restricciones significativas, de modo que ahora se encuentran con una dotación que puede resultar insuficiente para atender las necesidades de los cultivos.
Cierto es (en descargo de la CHG) que hemos llegado a esta situación de una forma poco previsible e inesperada, pero la realidad, como ha dicho Feragua, es que el desembalse aprobado puede traducirse en importantes perjuicios económicos y sociales en la Cuenca. Esperemos, por tanto, que igual que la CHG ha sido flexible, tal vez demasiado, para cambiar el criterio sobre restricciones, lo sea en el transcurso de la campaña para atender las necesidades del regadío según vayan evolucionando las condiciones meteorológicas e hidrológicas.
En el caso de nuestra Comunidad, y a tenor de los cultivos implantados, la realidad es que puede faltar agua. Pero todo depende de lo que pase en abril y mayo. Pero si no llueve y tenemos una primavera seca, con esa dotación no llegaremos.