Gracias a nuestra planta solar se están produciendo casi 12.000 de KWh de energías limpias, lo que viene a evitar la emisión de 950 toneladas de CO2 a la atmósfera, equivalente a la plantación de casi 5.700 árboles o la retirada de más de 2.600 coches/año. Tras sus tres primeros años de funcionamiento, nuestra Comunidad ya produce más energía que la que necesita, por lo que se puede afirmar con rotundidad que la energía que el Valle Inferior utiliza en el riego de sus cultivos y el funcionamiento de sus instalaciones es, cien por cien, energía verde.
Esta apuesta por la descarbonización y la eficiencia energética con energías renovables a través de nuestra planta solar se ha visto refrendada con un último hito: el Valle Inferior se ha convertido en la primera comunidad de regantes de España en certificar con el sello ECO20 su compromiso de sostenibilidad con las energías limpias, contribuyendo así a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y la Agenda 2030 de la ONU en la lucha contra el cambio climático.
Este sello de calidad es el único a nivel europeo que garantiza que el origen del consumo eléctrico de una empresa o entidad proviene de energía solar en autoconsumo directo, lo que permite poner en valor el uso de fuentes limpias y no contaminantes. El proceso de certificación para la obtención del distintivo ECO20 ha sido realizado por la consultora especializada ECOQuality, junto con los auditores de Bureau Veritas, organismo acreditado para certificar sistemas de gestión de la energía y garantizar el nivel de autoconsumo de origen solar y reducción de emisiones de CO2. En concreto, nuestra Comunidad ha obtenido este distintivo en su categoría Silver, que acredita un porcentaje de autoconsumo renovable de entre el 50 y el 70%.
Ligada a la planta solar hay que destacar otra iniciativa importante, como es la cubierta vegetal implantada bajo sus módulos fotovoltaicos, que viene a aportar importantes beneficios para el suelo y el entorno en el que se ubica. Entre estos beneficios se encuentran principalmente el descenso de la temperatura ambiente y la consiguiente mejora en el rendimiento de los equipos de la planta solar; la reducción del polvo en suspensión, que, al depositarse sobre los paneles, disminuye su capacidad de generación de energía; la reducción de la erosión y el aumento de la infiltración del suelo; el control de la vegetación espontánea o el aumento de la biodiversidad presente en el entorno, proporcionando refugio a insectos auxiliares y fauna.