6 abril 2018
Se habla mucho ahora de lo “milagroso” que ha sido este mes de marzo, y la tranquilidad que las precipitaciones nos han traído. Y es cierto. Pero si las lluvias han sido providenciales, no menos providenciales han resultado las inversiones en modernización y obras de regulación que se han realizado en estos últimos años y que hacen bueno el viejo dicho de “a Dios rogando y con el mazo dando”.
Porque la realidad es que, si no hubiera sido por la modernización y las obras de regulación, las restricciones que se anunciaban para esta campaña hubieran llegado mucho antes, de hecho las hubiéramos sufrido ya desde hace un par de años.
No es una mera especulación, y a los datos podemos remitirnos. Con años hidrológicos similares a los que hemos tenido recientemente, en 2006 y 2007 tuvimos severas restricciones. En 2008-9, con un nivel de embalsamiento similar al actual, se aprobaron dotaciones normales, pero porque veníamos de tres años durísimos.
El milagro, por tanto, no son tanto las lluvias de este mes de marzo como que vengamos de años de dotaciones normales o casi normales en un ciclo tan seco como el que hemos atravesado. Un milagro logrado a base de trabajo y esfuerzo que nos muestra –a regantes y a administraciones- el camino por el que debemos seguir avanzando.