22 febrero 2022
La planta solar ha tenido un comportamiento muy satisfactorio en 2021, acercándose al que se consideraba su pico de producción máxima teórica y registrando un incremento de la producción del 8% con respecto a 2020. Como se puede comprobar en las tablas que acompañan a estas líneas, solo en tres meses (enero, febrero y agosto) la producción de la planta estuvo en 2020 por encima de la de 2021. En parte, este crecimiento de la producción durante el pasado año debe imputarse al buen tiempo, pero también hay que atribuirlo a la estabilidad en el funcionamiento de la instalación, ya en plena madurez.
El buen comportamiento de la planta ha significado, por una parte, una mayor contribución ambiental. Gracias a esta producción de energías limpias, se han dejado de emitir a la atmósfera más de 6.600 toneladas de CO2. Como la suma del consumo de red y el autoconsumo se sitúa muy por debajo de la producción total, puede considerarse que toda la producción agrícola del Valle Inferior se basa en energías limpias. Se trata de un valor añadido de gran importancia medioambiental, y que cada vez lo será más.
Por otro lado, el incremento de la producción solar ha sido fundamental en un año que, como todos sabemos, ha estado marcado no solo por la ausencia de lluvias y las consiguientes restricciones, sino por el aumento desaforado del precio de la energía. El crecimiento de la producción, unido a unas menores necesidades de consumo relacionadas con la dotación aprobada, ha posibilitado un descenso del consumo de red del 19,3%, así como un incremento del vertido a la red de casi el 21%. Factores ambos que nos han permitido contrarrestar el desorbitado incremento de los precios, permitiendo que la factura eléctrica no haya representado un problema en nuestra Comunidad, tal y como desgraciadamente ha significado para muchas otras de nuestra Cuenca.