28 noviembre 2017La irrupción de las especies invasoras y el incremento de los costes eléctricos han configurado en los últimos años un nuevo escenario de retos para el regadío andaluz, del que lógicamente no es ajeno la Comunidad del Valle Inferior del Guadalquivir. A este escenario se suma la lógica preocupación por la situación de los embalses y el consiguiente temor a una campaña de restricciones. Pero el presidente del Valle Inferior del Guadalquivir, Borja Roca de Togores, prefiere poner al mal tiempo buena cara y, más que preocuparse de los problemas, ocuparse de ellos. Por eso, entre sus ocupaciones actuales se cuenta impulsar un proyecto de autoproducción de energía fotovoltaica que permita dar la misma presión para el riego día y noche sin afectar los actuales costes eléctricos. “Haremos una apuesta a la altura de lo que se espera de esta Comunidad”, afirma con determinación, antes de añadir que “esta Comunidad es pionera y referencia de lo que está aún por venir”.
P. Hacía tiempo que no hablábamos de restricciones, pero, si las lluvias no lo remedian, las tendremos en la campaña próxima. Se evidencia que tenemos un problema cíclico…
R. Efectivamente es un problema cíclico del cual nos toca ocuparnos por desgracia, siempre con la mirada al cielo, pero con planificación y con recursos eficientes que optimicen el agua del que podamos disponer, a fin de minimizar las perdidas y de estar preparados por si hubiera cambios en la tendencia climatológica, que confiamos se produzcan durante el próximo invierno y primavera.
P. Habrá quien siga diciendo que los regantes gastan mucha agua…
R. Sí, ese es el “sambenito” que nos acompaña. Nuevamente, la realidad dice otra cosa. La concienciación con el ahorro es tan clara y efectiva que en nuestra Comunidad, por ejemplo, en esta campaña se van a ahorrar más de 1.000 m3/ha. Nadie cuida más el agua que quien vive de ella, y, a nosotros, los regantes, nos va nuestro medio de vida en el agua. Nadie más consciente que nosotros de que cada gota cuenta.
P. Y ante un horizonte de restricciones, ¿qué recomendaciones cabe hacer a los comuneros?
R. Nuestros comuneros saben bien lo que tienen que hacer. Como he apuntado antes, “la planificación”, tanto de cultivos, priorizando aquellos de baja demanda, como en la puesta a punto de los recursos que se disponen (balsas, pozos, sistemas eficientes de riego…), son puntos esenciales que hay que afrontar ante la difícil situación que se dará, si no se producen cambios sustanciales en la climatología. Lamentablemente, la contrapartida de esto es un perjuicio para la actividad económica del regadío y por tanto para la de toda la agroindustria. Perdiendo los regantes, pierde la agricultura, pierde la industria asociada y, en definitiva, pierde la economía del país.
P. Una preocupación más que se suma a las que ya existían, entre ellas, de forma señalada, la cuestión de los costes eléctricos…
R. El precio de la factura eléctrica se ha incrementado para los regantes de forma exponencial, resultado a su vez de la subida de las tarifas y del mayor consumo al que obliga la modernización. Ha resultado paradójico que las mismas administraciones que nos han invitado a invertir en modernización (y por tanto a consumir más energía) hayan castigado la excelente respuesta de los regantes con precios de la energía mucho más altos. El problema de la factura eléctrica del regadío tiene una solución política, pero mientras esa solución llega, o no llega, lo que nos corresponde a las comunidades de regantes es tratar de tomar medidas que palien el impacto de los costes eléctricos, haciéndolos más asumibles.