27 marzo 2020
Hemos acudido a nuestro
inventario de cultivos para conocer cómo afectó a la planificación de cultivos las exigentes dotaciones de los años 2006, 2007 y 2008 cuando las restricciones fueron superiores al 50%. Y efectivamente de la comparación de estos años con los precedentes y posteriores se extrae la siguiente conclusión: la sequía tuvo un impacto notable en la planificación de cultivos, lo que habla a las claras de la responsabilidad de nuestros regantes, que siempre han dado ejemplo de responsabilidad y prudencia en contextos meteorológicos e hidrológicos adversos.
Así, en estos tres años, se evidencia un crecimiento claro de cultivos poco exigentes en agua, como el trigo o el girasol, en detrimento de los más demandantes, en especial el maíz. En 2005, el maíz ocupó 3.353 ha., en tanto que el girasol representó solo 63 ha. y el trigo 88 ha. Un año después, en 2006, el maíz ocupó 1.898 ha., en 2007 bajó hasta 1.531 ha. y en 2008 se recuperó muy levemente hasta las 1.678 ha., muy lejos en todo caso del nivel de tres años antes. En 2009, recuperada la normalidad hidrológica, creció notablemente hasta las 2.819 ha., y en 2012 llegaría a un pico máximo de 4.061. Inversamente, el girasol y el trigo crecieron en esos tres años hasta 1.616 y 231 ha. en 2006, 1.193 y 309 ha. en 2007, y 2.187 y 391 en 2008. El impacto de la sequía en la planificación también se dejó notar en el cultivo del algodón, por aquellos años más demandante de agua, que también experimentó un fuerte descenso (en 2005 ocupaba 3642 ha. y en 2008 1.903 ha.).
En todo caso, la situación ahora es diferente, pues la planificación de cultivos ha evolucionado de forma general en la última década hacia cultivos más eficientes y de mayor valor añadido. Así, la tendencia en el cultivo del maíz es claramente decreciente y se encuentra bastante lejos de los niveles de 2005. No obstante, a buen seguro, la sequía se hará notar en la fotografía fija de cultivos de este año.