20 enero 2023
Las lluvias de principios de diciembre sirvieron para aliviar la situación hidrológica de la Cuenca del Guadalquivir y, más específicamente, del Sistema de Regulación General, pero esta dista mucho de ser buena. De hecho, nuestros embalses continúan por debajo del nivel de llenado de hace un año, cuando ya presentaban una situación crítica. Concretamente, se encuentran en el 21,21% de su capacidad de almacenamiento, frente al 23,5% de principios de enero de 2022, es decir, algo más de dos puntos por debajo. Cierto es que antes de las lluvias de diciembre, estábamos en el 14%, por lo que la situación ha mejorado en siete puntos, siendo las aportaciones a los embalses más importantes de lo que cabía suponer.
Y es que el volumen de las precipitaciones a principios de diciembre de 2022 ha sido muy similar al que tuvimos en los días de Navidad de 2021, entre Nochebuena y Nochevieja. Lloviendo prácticamente lo mismo, entonces el nivel de llenado de los embalses sólo creció un 3% y en esta ocasión el incremento ha sido, como hemos dicho anteriormente, del 7%. Dicho de otra forma, las mismas lluvias han supuesto más aportaciones en los embalses. Necesitaríamos, por tanto, al menos, más precipitaciones que redunden en más aportaciones para alcanzar al menos, el nivel de llenado que nuestros embalses presentaban al principio de la campaña, que era del 28%. El inicio de 2022 fue tremendamente seco, pero en marzo, concretamente entre el 11 y el 24 de marzo, volvió a llover, lo que, además de subir el nivel de los embalses, permitió retrasar los primeros riegos, iniciándose de manera generalizada a finales de mayo.