3 julio 2019
Podríamos decir que la quinoa se está poniendo de moda en el Valle Inferior. Pero la realidad es que parece mucho más que una moda. O si se quiere, una moda que tiene toda la pinta de que ha llegado para quedarse. Se trata de una alternativa para los herbáceos (girasol, trigo, maíz,…) que está convenciendo a nuestros comuneros tanto por su facilidad y sencillez de implantación y manejo, como por su rendimiento y escaso consumo de agua. En esta semana se está llevando a cabo su recolección.
Los datos sobre la evolución de este cultivo en nuestra Comunidad son bien elocuentes. En 2016 ni siquiera figuraba de modo independiente en nuestras estadísticas al ocupar solo 6 hectáreas. En 2017 pasó a 68 hectáreas, y en 2018, 177 hectáreas. Podía pensarse que este crecimiento del pasado año tuvo que ver con la sequía y las anunciadas restricciones (se trata, como ya hemos dicho, de un cultivo con un escaso consumo). Sin embargo, en esta campaña, con dotaciones más cercanas a la normalidad, la quinoa lejos de perder protagonismo lo ha vuelto a cobrar, aumentando la superficie ocupada hasta 232 hectáreas. ¿Ha llegado a su límite? Lo veremos con el tiempo, pero desde luego no parece que sea solo un cultivo de recurso para época de restricciones.
La quinoa no es solo un cultivo de tendencia en el Valle Inferior, sino que está cada vez más presente en nuestros mercados, casas y restaurantes. No en vano, es el pseudocereal que contiene una mayor proporción de proteínas. No contiene gluten y es muy versátil en la cocina, en postres y platos salados. Resulta ideal para personas con diabetes o que desean adelgazar comiendo sano. Y también es de gran ayuda para controlar los niveles de colesterol en sangre. Además, es el único alimento de origen vegetal que provee todos los aminoácidos esenciales, oligoelementos y vitaminas, equiparándose su calidad proteica a la de la leche.