La pintura antifouling es un tratamiento costoso, por el que la Comunidad apostó el año pasado con la esperanza de poder acreditar su costo-eficacia en un plazo de dos-tres años. Hay que tener en cuenta que este tratamiento ahorra labores de limpieza (y por tanto costes de maquinaria, mano de obra, riesgos laborales…). Si la durabilidad del tratamiento con estas pinturas resulta la esperada, la inversión quedaría amortizada por los costes de mantenimiento en los que se dejaría de incurrir. Eso, aparte del beneficio principal y directo de no tener verdaderos criaderos de briozoos dentro de nuestras instalaciones.
Entre este año y el que viene, la Comunidad aspira a tener extendido el tratamiento a las arquetas de toma de balsa de todos los sectores. Nos consta que no somos los únicos esperando a ver los resultados definitivos, pues por este tratamiento se han interesado ya otras comunidades de regantes, incluso de fuera de nuestra Cuenca, y más concretamente de la del Ebro, a pesar de la gran experiencia de esta Cuenca en el abordaje de las especies invasoras.