12 marzo 2021
En estos días está comenzando la plantación de tomates y la siembra del girasol en nuestra Comunidad, dos cultivos que son un termómetro claro de la disponibilidad de agua, pero en un sentido inverso. Mientras que el tomate es un cultivo que necesita más agua y cuya plantación disminuye en escenario de restricciones, al girasol le ocurre lo contrario. Por ello, lo previsible es que nuestros campos estén en esta campaña más teñidos de amarillo que de rojo, continuando una tendencia que ya se ha visto en los últimos años por las dotaciones deficitarias que hemos tenido.
En la pasada campaña, el tomate ocupó 498 has (525 en 2019), el 2,6% de la superficie regable y es previsible, que este año continúe la tendencia a la baja y sufra un notable retroceso a causa de la situación de los embalses.
Al contrario, la superficie destinada a girasol creció en la pasada campaña un 25%, hasta alcanzar las 698 has, un 3,6% de la Zona Regable, por lo que es posible que este año vuelva a subir.