Una vez más, el déficit hÃdrico estructural que padece la Cuenca, y que se manifiesta en ciclos de sequÃa como el que estamos sufriendo, vuelve a llevar la preocupación al regadÃo. Y sin ánimos de ser pesimistas, el contexto hÃdrico invita a mirar al cielo. Esperemos que las lluvias sean prolÃficas a lo largo de este otoño-invierno porque la situación actual de los embalses del Sistema de Regulación General, del que bebe nuestra Comunidad, es muy similar a la que tenÃamos en 2017. A 30 septiembre de ese año, los embalses estaban en el 26,25% y a 30 de septiembre de este 2019 han estado muy ligeramente por encima, tan solo al 28,79%.Â
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Como todos recordarán, el otoño-invierno de 2017 fue bastante seco, como también lo fue el inicio de 2018, lo que llevó a una previsión inicial de unos 2.000 m3/ha de dotación, es decir, una restricción muy superior al 50%. Una primavera atÃpica de lluvias intensas salvó los trastos, y al final pudimos regar con una dotación casi normal, pero el anuncio de restricciones de aquel año nos alerta sobre lo que podrÃa pasar en 2020 si la situación meteorológica no cambia. Esperemos que lo haga e inauguremos pronto un nuevo ciclo húmedo.Â
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