10 enero 2019
En relación a las especies invasoras, 2018 ha sido cara y cruz. Cara por los briozoos, cruz por el mejillón cebra.
Empezamos por la cara. La afección de los briozoos a los riegos ha resultado mucho menor que en campañas anteriores, lo que se ha traducido en menos incidencias en las instalaciones. Todo ello no porque el crecimiento de esta especie haya remitido, que ha sido lo contrario, sino porque las estrategias de defensa de la Comunidad han funcionado. El desarrollo de maniobras periódicas de arrastre y extracción de los residuos antes de que su crecimiento llegue a afectar el funcionamiento del sistema ha sido clave.
La cruz es el mejillón cebra, que ha continuado la colonización de todas nuestras infraestructuras. Es raro el elemento de la red que, al quedarse sin agua, no presente síntomas de su colonización por mejillón cebra. Para combatirlo usamos diferentes estrategias que van desde la desecación hasta el tratamiento con pinturas antifouling y productos peroxiacéticos.
Desgraciadamente, mientras nosotros nos remangamos, las administraciones se mantienen indolentes ante esta serie amenaza.